Las reformas política y económica constituyen hoy las principales propuestas del gobierno ecuatoriano a impulsar en la futura Asamblea Constituyentes, a instalarse el 30 de octubre próximo.
Estas proposiciones fueron realizadas por el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a la comisión del Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP), que se encarga se elaborar un borrador de la nueva Constitución.
Para Correa, la Constituyente es fundamental e histórica para el país y su éxito "dependerá del respaldo ciudadano para lograr los cambios trascendentales".
Si la ciudadanía elige el 30 de septiembre próximo a los mismos de siempre, la nación seguirá con lo mismo que era antes del 15 de enero pasado; las alzas de luz, el agua, las privatizaciones, y la entrega de su soberanía a potencias extranjeras, subrayó.
El mandatario destacó la víspera que planteó cambios inclusive artículo por artículo, pero lo principal son las reformas política y económica.
Puntualizó que la primera busca transformar la representatividad democrática, despolitizar las autoridades de control, como Tribunal Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Electoral y el Contralor o Procurador.
El país tiene "que pasar de una democracia pseudo representativa a una democracia participativa, que signifique la elección de legisladores por distrito, para que cada rincón de la Patria tenga sus representantes.
Correa defendió asimismo la necesidad de contar con un nuevo reordenamiento territorial e ir a procesos de desconcentración correctamente concebidas en cinco o seis grandes regiones.
Propuso crear dos distritos metropolitanos que serían Quito y Guayaquil, las principales ciudades de este país y avanzar también hacia procesos autonómicos.
Adelantó que el 25 de julio próximo presentará en Guayaquil el gobierno de región Litoral (costa), la cual contará con un ministro coordinador, lo cual constituirá el primer paso para el reordenamiento de este país andino.
Al referirse a los cambios económicos, recalcó la voluntad del ejecutivo de acabar con actual modelo neoliberal e impulsar una profunda reforma que permita una mejor distribución de las riquezas.
Ecuador necesita una economía verdaderamente solidaria, y no esta barbaridad del sálvese que fue la larga y triste noche neoliberal, concluyó.
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