Los secretarios de Estado, Condoleezza Rice, y de Defensa, Robert Gates, partirán hoy para una gira en el Medio Oriente, donde buscarán apoyo árabe para la actuación estadounidense en Iraq.
El inusual viaje de dos titulares norteamericanos de ese rango a Egipto y Arabia Saudita trata también de crear una nueva situación armamentista en la región del Golfo Pérsico, donde Washington coloca escollos en las relaciones de Irán con su entorno.
Paralelo a querer el respaldo político, Estados Unidos desea reforzar con armas a sus afines en la zona.
Al menos dos de las llaves con las que esperan abrir puertas en el Medio Oriente son el tema de la ayuda y la venta de armas.
Según pronósticos, lo que ocurrirá es que antes de ofrecer algo en concreto, Rice y Gates removerán al espantajo del miedo a Irán y a la expansión musulmana chiíta para gobernar en la región.
Otro aspecto al que le echarán mano en la primera oportunidad para atemorizar será la continuación del desarrollo atómico iraní con fines pacíficos.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, sintió la víspera el respaldo de la cúpula política y del Complejo Militar Industrial norteamericanos.
Estados Unidos se comprometió a suministrarle armas a Israel por unos 30 mil millones de dólares en la próxima década.
Se espera que Rice y Gates sean portadores de un acuerdo de 20 mil millones para Arabia Saudita y otro de 13 mil millones para Egipto, ambos en armamentos.
El propio secretario de Defensa afirmó horas antes de viajar que sin importar lo que pase en breve con Iraq, el compromiso de Estados Unidos "con la región permanece firme, inquebrantable y que de hecho estamos buscando fomentarlo y desarrollarlo".
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