Autoridades de Texas autorizaron la aplicación de la inyección letal pese al debate federal sobre la legalidad de ese método de ejecución, informaron hoy fuentes policiales.
Pocas horas después de que la Corte Suprema anunció su decisión de estudiar el procedimiento, el preso Michael Richard, de 49 años de edad, recibió la mezcla de anestésicos y paralizantes cardíacos que acabaron con su vida.
Richard, quien violó y asesinó a una mujer hace más de 20 años, entró a la historia de Texas como el reo número 405 ejecutado desde la legalización de la pena de muerte en Estados Unidos, y aumentó a 26 las defunciones en ese territorio durante 2007.
Investigaciones realizadas en regiones como California y Florida cuestionan la efectividad de la inyección letal para cuasar la muerte sin provocar dolor, debido a que las personas permanecen conscientes mientras fallecen por asfixia.
La Corte Suprema de Justicia aceptó este martes examinar los recursos de dos sentenciados de Kentucky, quienes alegan que ese mecanismo contraviene la Octava Enmienda de la Constitución, la cual prohíbe castigos crueles y excepcionales.
Aunque la decisión sólo posterga la ejecución de esos dos reos, los grupos contrarios a la pena de muerte esperaban que algunos magistrados se negaran a autorizar otras sentencias hasta conocer el fallo el próximo año.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario