Líderes indígenas y campesinos denunciaron que el cultivo de maíz para producir combustible profundizará la pobreza y el hambre en Guatemala, donde la mitad de los niños padecen hoy desnutrición.
"La producción de biodiésel está enmarcada en las políticas neoliberales de acumulación mundial de riquezas, en detrimento del futuro de las personas, las culturas y el planeta", declaró a la prensa el dirigente del Comité de Unidad Campesina, Daniel Pascual.
El riesgo de aplicar aquí el proyecto promovido por Estados Unidos de utilizar productos agrícolas para transformarlos en carburantes está latente desde que Guatemala firmó el Tratado de Libre Comercio, advirtió, por su parte, Carlos Arreaga.
Señaló el líder del Consejo Campesino Kabawil que los terratenientes y latifundistas se van a dedicar al cultivo de maíz para exportarlo a los productores de etanol, lo cual encarecerá aún más el precio del grano básico.
De hecho, durante los últimos siete meses el bushel de maíz -medida equivalente a 56 libras- duplicó su precio en el mercado estadounidense al pasar de cuatro a ocho dólares.
Aunque en Guatemala no se producen aún biocombustibles utilizando granos, los precios comenzaron también a sufrir un alza que en algunos casos llegó hasta el 73 por ciento.
En Guatemala uno de cada dos niños menores de cinco años padece desnutrición crónica, lo cual limita su desarrollo físico e intelectual, según reconoció la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Un informe de la FAO emitido aquí con motivo de la marcha contra el hambre organizada por el Programa Mundial de Alimentos, reveló que cada año mueren en Guatemala 16 mil personas por enfermedades relacionadas con la desnutrición.
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