Las elecciones generales cubanas convocadas por el Consejo de Estado el pasado 9 de julio tendrán como actor principal a la propia población y carecerán de postulaciones partidarias o campañas de propaganda personal.
La característica de los comicios en la Isla después del triunfo revolucionario de 1959, refrendada por la ley electoral vigente, deposita en manos de asambleas de vecinos la nominación de los candidatos.
Muchas miles de esas reuniones se desarrollaran en toda la nación a partir del próximo 1 de septiembre para la determinación por los ciudadanos de quienes aparecerán en las boletas como aspirantes a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular.
Rubén Pérez y Tomás Amarán, vicepresidente y secretario respectivamente de la Comisión Electoral Nacional, junto a Gisela Bell, miembro de esa instancia, confirmaron que existen 50 mil 636 áreas de nominaciones para esta primera etapa de los comicios.
Ellas integraran a su vez 15 mil 236 circunscripciones electorales, las cuales elegirán con el voto directo y secreto de los asistentes a las urnas hasta ocho delegados por cada una entre los postulados.
Ni un cartel de propaganda electoral pidiendo el voto para cualquier candidato o contentivos de promesas después incumplidas como los que se multiplican en procesos electorales de otros países se verá en Cuba.
Apenas una sintética biografía de los aspirantes seleccionados por la población para después elegir a los que consideren mejores estará situada en los centros de votación y algunos lugares de cada barriada para ayudar al análisis final de quien emitirá el sufragio.
Quienes en definitiva accedan al cargo deberán rendir cuenta periódica de su labor ante los que lo eligieron, quienes son depositarios, además, de la potestad de removerlos si no cumplen a cabalidad con sus obligaciones.
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