Demócratas buscan reactivar debate por regreso de tropas EE.UU

Cuatro influyentes legisladores estadounidenses planean presentar hoy en el Congreso un nuevo plan estratégico para la guerra en Iraq, con la meta de reiniciar el debate en torno a la conflagración en el Medio Oriente.
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El líder del Comité Senatorial de Servicios Armados, Carl Levin, un demócrata de Michigan, adelantó que la iniciativa podría incluir una modificación del suministro de fondos para el ejército destacado en la nación árabe.
Además, según Levin, muchos congresistas buscan cambiar la misión tácticamente contraterrorista de las casi 160 mil tropas norteamericanas y asesores instalados en Iraq.
Un punto altamente controversial será un pedido para el retiro de los efectivos en un plazo de nueve meses, un proceso tabú para el presidente George W. Bush y contra el cuál ya ejerció el veto de la rama ejecutiva.
Otros asambleístas que decidieron resucitar el debate sobre Iraq en el Capitolio son Steny Hoyer, Robert Byrd, David Obey y John Murtha, todos demócratas y vehementes detractores de una guerra que ha costado casi cuatro mil vidas estadounidenses.
La portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, lamentó que la base del proyecto sea muy similar a facturas anteriores movidas por la mayoría demócrata en mayo y julio, y posteriormente neutralizadas por la Casa Blanca.
No obstante, varios opositores de Bush esperan que esta vez ellos si ganarán adeptos suficientes dentro de la bancada republicana en pos de alcanzar un consenso que acabe en el regreso de los soldados del Pentágono.
Cerca de un centenar de representantes estadounidenses enviaron a finales de octubre una carta al presidente W. Bush para exigir la congelación de los fondos para la contienda bélica en Iraq.
Más de tres mil 800 de nuestros soldados han muerto, otros 28 mil regresaron heridos, cientos de miles de iraquíes también fallecieron, toda esta situación debe alcanzar un final, subraya la misiva.
Agrega que la contienda generó casi cuatro millones de desplazados en el país árabe, mientras los contribuyentes norteamericanos han pagado más de 500 mil millones de dólares.