La pesadilla del transporte público en Francia sigue vigente pese a una ligera mejoría hoy en el octavo día de huelga del sector, mientras persisten las tensiones políticas alrededor del paquete de reformas del gobierno.
Sabotajes generalizados a trenes de alta velocidad en Francia
Gobierno y mayoría sindical francesa repudian sabotajes
En teoría, la reanudación de la mesa de diálogo este miércoles entre los sindicatos, empresas y una representación del Estado debería conducir a solucionar el conflicto, concentrado en los cambios a los regímenes especiales de jubilaciones.
Según el presidente de la República, Nicolás Sarkozy, no es posible que el Estado siga asumiendo una carga de privilegios en los retiros y debe equilibrar el sistema, con el aumento a 40 años (de 37,5 actualmente) de las cotizaciones.
Al hablar la víspera ante los alcaldes de Francia reunidos aquí, Sarkozy sentenció que no dará marcha atrás a sus reformas, incluida la también impopular ley que aboca a las universidades públicas a la privatización, de acuerdo con los estudiantes.
"Fui elegido por una amplia mayoría, una mayoría que sabía de mis planes de transformar el país, porque es una necesidad impostergable", subrayó.
Sin embargo, el rechazo a sus palabras no se hizo esperar y los máximos representantes de la Central General de Trabajadores (CGT) exigieron argumentos al mandatario para convencer de las razones por las cuales el poder adquisitivo bajó tanto en Francia.
Si usted nos convence además de que nuestros salarios se reducen, se recortan los empleos y debemos laborar hasta los 70 años, y todo esto es beneficio social, entonces lo respaldaremos, indicaron.
El opositor Partido Socialista (PS), por mediación de sus dos principales dirigentes, Francois Hollande y Francois Rebsamen, acusaron a Sarkozy de enrarecer el ambiente a tal punto de "reunir los elementos para una crisis profunda en el país".
Sus seis meses de gracia pasaron (en el Elíseo), señor presidente, medite, reflexione, porque ir en contra de las conquistas sociales francesas es un grave error, precisó Hollande en una intervención en el Parlamento.
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