El ex secretario de prensa de la Casa Blanca Scott McClellan confirmó hoy que el presidente George W. Bush estuvo implicado y mintió en el caso de la ex oficial de la CIA Valerie Plame, como aseguraban varios políticos.
En extractos de su libro "Qué ocurrió: En el corazón de la Casa Blanca y lo que funciona mal en Washington", publicado en Internet, McClellan también acusa a asesores presidenciales de tomar parte en la conspiración contra Plame.
El ex portavoz reconoce que él mismo, sin saberlo, participó del rejuego para ofrecer información falsa a los medios de prensa sobre el escándalo.
Según el vocero, Bush lo llamó para que le ayudara a restablecer la credibilidad que había perdido tras ser evidente la inexistencia de armas de extermino masivo en Iraq, pretexto utilizado por el gobernante para ordenar la invasión al país árabe.
"Estuve durante casi dos semanas en el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca frente a los focos exculpando públicamente a los dos principales asesores, Karl Rove y Scooter Libby", recuerda McClellan, quien renunció a su cargo en abril de 2006.
El secretario de prensa admite que "había un problema", ya que se vio obligado a decir desde el podio cosas que no eran verdad, y de ellos señala como responsables a Rove y Lewis "Scooter" Libby, incluso al jefe de gabinete del presidente, Andrew H. Card.
También culpa de la farsa al vicepresidente Richard Cheney y al propio Bush.
El escándalo CIA-gate estalló a fines de 2003, cuando una fuente de la Casa Blanca filtró a la prensa la identidad de la entonces oficial encubierta de la Agencia Central de Inteligencia Valerie Plame.
La fuga intencional de dicha información fue interpretada en círculos políticos como un ajuste de cuentas a la espía y a su esposo, Joseph Wilson, ex embajador estadounidense en Gabón, quien desacreditó a Bush sobre los pretextos utilizados para justificar la invasión a Iraq.
Cuando laboraba en Gabón, el diplomático recibió a través de los canales de la CIA la encomienda de investigar si el gobierno del entonces presidente Saddam Hussein intentó adquirir uranio en Níger.
Los resultados de la indagación fueron negativos y Wilson los divulgó en las páginas del diario The New York Times, para desagrado de Bush, quien en su discurso sobre el estado de la Unión había acusado a Bagdad de tener un programa de armas de destrucción masiva.
El único funcionario llevado a juicio por el escándalo fue el ex jefe e gabinete de Cheney, Lewis "Sooter" Libby, condenado a 30 meses de cárcel por obstruir la investigación judicial del caso, pero indultado posteriormente por Bush.
Cuando se desató el escándalo por la identidad de Plame, el presidente prometió que si "el soplón" laboraba en la Casa Blanca sería despedido, además de tener cargos judiciales por un delito de tal naturaleza.
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