Los petroglifos descubiertos en esta provincia de la zona central de Cuba son una evidencia real del encuentro entre la población indígena, los conquistadores y la religión, aseguró hoy el investigador Luis Olmo Jaz.
El experto, miembro del grupo espeleológico cubano SAMA, confirmó a Prensa Latina que en el sitio El Garrote, al sur de este territorio cubano, existe un mural de arte rupestre donde los indios dejaron grabado el momento de la aparición de los españoles.
Puntualizó que los nativos plasmaron aquí sus concepciones mágico-religiosas, cuestión que queda evidenciada con la pintura de unas caras humanas ovaladas y una cruz.
Esas manifestaciones se aprecian con mayor profundidad en algunas cuevas de la zona de Caguanes y Punta Judas, en el norteño municipio de Yaguajay y en la gruta La Jía o María Teresa, en el territorio de Trinidad.
El mural del sitio El Garrote, compuesto por cuatro figuras y descubierto en 1968, fue estudiado dos décadas después por una nueva expedición del grupo SAMA y otros expertos de instituciones nacionales.
Dos de estas figuras, indicó el investigador, tienen apariencia humana (antropomorfas) y el resto se relaciona con la naturaleza, el sol y posible cultos a los muertos.
Explicó que esos grabados fueron clasificados como de estilo banderiforme por el extinto geógrafo Antonio Núñez Jiménez, considerado uno de los descubridores de Cuba por sus aportes investigativos.
Las observaciones y excavaciones en este lugar, según Olmo Jaz, permitieron determinar tres niveles de desarrollo: dos precerámico y otro muy próximo, posiblemente del período de la conquista.
El Garrote, apuntó, es un sitio originario de una comunidad de indios que vivió en varios estadíos de desarrollo.
Aseguró el experto que el arte rupestre constituye un valioso legado científico-artístico, testimonio de una cultura material, costumbres e imágenes, a través de las cuales puede conocerse la evolución de las comunidades primitivas.
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